*Inspirado en la obra “La Sirena” de Max Klinger, óleo sobre lienzo, 1895.
El cabello se revuelve, salado por los dedos
Acarician el rojo y el verde de su cuerpo
Un beso eterno enmarcado por el tiempo
Bosqueja recuerdos y agitados momentos
Mi aleta se tensiona, mientras emergen dudas
Y como crece la espuma, brotan lágrimas aguamarina
Me pregunto si realmente existes o solamente buscas
Que con mi abrazo esquives la muerte ceniza
Los labios cerrados
Los ojos bien abiertos
Dos corazones, o tal vez cuatro
Laten, al recordar ese lienzo.